En líneas generales un buen libro. Me ha gustado bastante el mundo que presenta, así como lo bien estructurada que está la sociedad impulsada por la plata. Se nota que hay un trabajo enorme en ese aspecto, y el sistema de magia es bastante original.
Por otro lado, el romance brumoso entre Robin y Remy me ha dejado un poco frío. En ese aspecto, la autora planta semillas que después no recoge. También pienso que en algunos puntos flojea un poco, como por ejemplo cuando regresan a Cantón, o que el villano sea tan etéreo (siendo como es el Imperio Británico) que me cuesta un poco centrar el odio.
Como novela me parece excelente, pero el final me ha dejado un poco frío. Tengo la sensación de que Victorie ha sobrevivido con el único propósito de que se convierta en la protagonista de otra entrega.
A pesar de todo esto, es un libro que recomendaría con gusto. Inspirador.
Además, odiar a los ingleses siempre está bien.